Page 129 - GLAMGLAM-MAGAZINE- INVIERNO 2017-18
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De entre la inmensa polvareda que cubría la
     calle de lado a lado aparecieron dos Mossos

     d’Esquadra cual “Gorilas en la niebla” co-

     rriendo hacia nosotros. ¡Pies para qué os
     quiero! Corriendo por las calles del centro

     hasta conseguir escapar. Pillaron a mis dos
     amigos, a mí no, para que luego digan que

     entrenar no sirve. Otra fue esquiando, bajé

     por una pista negra que estaba congelada y
     con una niebla que no se veía a metro y

     medio de distancia. O una vez, me enamoré
     perdidamente de un chico en Lanzarote,

     amor a primera vista, no habíamos ni ha-

     blado, pero me miraba de esa manera… El
     último día de vacaciones estaba fatal. No

     podía vivir sin conocerle. Estaba con mi padre
     y mi hermana y me animaron a dejarle una

     nota. Dudé. Era algo que iba en contra de
     mis principios, dejar mi número de teléfono a

     un desconocido… Ni en sueños. Pues ¿ves?,

     nunca puedes decir “De este agua no be-
     beré”. Fui a la recepción y le dejé una nota a
                                                                           Fotografia: Fragaria-Art Photography
     la chica que había allí diciendo que era para
     el joven maître. Me dijo: “¿Para Sebastian?”.

     Dije que sí. No sabía como se llamaba, pero             Él era muy buena persona y guapísimo, pero
     si ella lo decía… En la nota le dejaba mi nú-           no estaba a la altura de mis ideales imposi-

     mero y una descripción mía, yo sabía que él             bles. Idealizar a las personas es injusto y hasta

     sabría quien era. Y me fui muy triste pero con          cruel. Les ponemos unas metas imposibles de
     la adrenalina por las nubes. No podía                   cumplir. Él sufrió. Aún me siento mal por ello.

     creerme que hubiera hecho eso. No pensé
     que me contestaría. Pero lo hizo a la semana.           Bueno y la mayor de todas las locuras. Cono-

     El corazón me daba brincos. Pues bien, no               cer a alguien, prometerme a los tres meses y

     tardé ni un mes en subirme sola a un avión e            casarme a los siete. Si es que el amor nos
     ir Alemania a conocerle, era Berlinés. Fue bo-          vuelve locos del todo. Es la sal de la vida.

     nito. El se enamoró de mí. Y a los dos meses
     le dejé.






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